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Tel. 985 762 214. Cierran los viernes y el fin de semana es
aconsejable hacer reserva previa de mesa, pues tienen muchos adictos por su excelente relación precio-calidad.
Si van acompañados de niños, hay un acogedor parque infantil municipal justo al lado y es muy recomendable cruzar el puente sobre el río Pigüeña y andar lo que les apetezca por una preciosa senda que discurre junto al curso fluvial, que les muestro en una de las fotos.
Básicamente es un buen y amable equipo hostelero familiar,
compuesto por el pater familias, José Antonio García "Toni", que es
además un excelente montañero-fotógrafo solitario, gran aficionado
también a recoger setas en los bosques encantados, con las que prepara
un sabrosísimo arroz, tipo paella, siguiendo una receta mía de siglo
XIII y que este año, por no tener aún el don de la ubicuidad, no pude
degustar. Su mujer, Rosario, es quien organiza la cocina desde el año 1984 y en la barra y mesas está su hijo Raúl y su mano derecha, el amabilísimo Pedro, que es otro más de la familia.
Como verán en las fotos, los comedores son amplios y confortables y sin ser nadie perfecto, si les gusta el dulce encanto de la sencillez gastronómica con precios contenidos y raciones suficientes, seguro que repetirán la experiencia.
Un luminoso y frío domingo de Febrero de 2012, celebramos en una mesa del comedor, cerca de donde está la chimenea, el noveno cumpleaños de Pepe y el sexto de Inés, que son hijos de mis sobrinos Mónica y Álvaro, y el niño es un gran aficionado al jabalí guisado que preparan con maestría.
Les recomendaré alguno de sus platos que habitualmente pedimos y les daré sus precios, sin IVA:
De aperitivo, 1/2 ración para untar con pan de escanda, paté de cecina sobre queso de cabra y mermelada de pimientos rojos (6 €), calamares fritos (7,50 €) o morcilla de Babia frita por 7 €. Nos ponen siempre de aperitivo un choricín de matanza propia, que está buenísimo, y yo en la barra tomo medio pincho de tortilla y algo de chosco, en recuerdo de la parada solitaria a desayunar que hago siempre que me escapo en primavera o en otoño, a disfrutar del Parque de Somiedo.
Si hay patatas rellenas de carne de ternera (a 8 € por ración), las pido y si se acabaron, elijo las cebollas rellenas o el repollo, rellenos también de carne y al mismo precio. El pote de berzas (8 €), la fabada (10 €) o las fabas con jabalí (10 €) son otras alternativas de primeros platos.
Luego hay varios platos que siempre probamos, entre el pitu de caleya (12 €), el cabritín de la zona con patatinas (11 €), el cachopo de ternera roxa (13 €), el jabalí guisado (10 €) o las truchinas pequeñinas, fritas con jamón (9 €), o el cachopo de lenguado (13 €), también hay callos caseros, manos de cerdo, rabo de buey estofado y variados cortes de ternera Roxa astur.
El capítulo de postres es muy amplio, como su carta, unos hechos por ellos y otros, como el milhojas, de una pastelería ovetense de postín. La barreña es una curiosidad gastronómica y la tarta de almendra y cabello de ángel tiene un sabor ancestral muy caserín.
La carta de vinos es suficiente y honrada con sus tarifas.
Espero con las fotos que les voy a regalar a continuación, se animen a vivir el espectáculo que nos brinda la inconmensurable cocina regional del Paraíso Natural. |
Idílica visión del impoluto y truchero río
Pigüeña, que cruza Belmonte de Miranda; hasta en el crudo invierno su belleza es apabullante.
Este es el más moderno, luminoso y amplio comedor del restaurante El Llagarón.
Esta amplia barra separa los dos comedores principales y es en la que yo recalo a desayunar cuando me escapo al Parque de Somiedo con la única compañía de mi amiga íntima, la máquina de fotos.
Comedor más tradicional con la chimenea expandiendo su gratificante calor, que les encanta a los niños.
El chosco de Tineo, metido entre un pan de escanda calentito, es una delicatessen sin igual.
Esta es la personal y alta tortilla de patatas que siempre acompaña mi aperitivo o desayuno cuando me escapo a los montes mágicos de Somiedo.
El pote de berzas es uno de los pilares de esta sencilla Casa de Comidas, con mayúsculas.
Las cebollas rellenas de carne de ternera son mi segunda alternativa si se acabaron las patatas rellenas, que alguna vez reservo.
El bacalao con pisto, que es una buena ración cuesta 18 € + IVA.
Los escalopines a la crema del queso de Cabrales valen 10 € + IVA y es una de las raciones más moderadas de cantidad pero la carne es mantequilla con sabor del verde astur.
El pito de caleya es otro de mis favoritos en la amplísima carta del Llagarón.
El jabalí guisado es el plato favorito de Pepe. Como es muy abundante para un niño, se lleva a su casa lo sobrante para comerlo en varias veces, sin desperdiciar nada.
El cachopo de ternera, sin ser grandísimo para pantagrueles, a mi sobrino Álvaro, que es un gran especialista en ese plato, siempre lo pide.
Inés y Pepe, felices después de haber soplado el 6 y el 9 de sus recién cumplidos años, sobre la tarta caserina de almendra y cabello de ángel que encargamos.
La tarta casera de queso tiene un extraordinario y ancestral sabor.
Este milhojas espectacular que compran en Oviedo en la pastelería que inventó las Leticias. Es el favorito de la abuela "Granjera de Muros", María Jesús, que es una de las clientas más veteranas y forofas de El Llagarón y como todos ustedes, queridos jóvenes gastrofans, deben aprender respetuosamente de las miles de mesas de todos los niveles y colores gastronómicos que tengo en mi larguísimo currículum profesional, desde el siglo XIII, pues para eso soy noveno dan hotelero, moninos.
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